Hambre de Lobo
MI BIOGRAFÍA
"No cambio volver a caminar por todo lo que me pasó en mi vida deportiva y familiar". La sentencia, por cruda que suene, ilustra a la perfección a Gustavo Fernández, el Lobito. Con sólo un año y medio, sufrió un infarto medular, lesión que padece una persona de cada seis millones en todo el mundo. Aquello fue un golpe durísimo para una familia que respira deporte y que hasta recurrió a brujos para intentar que Gusti caminara. Sin embargo, en vez de crecer entre angustias y frustraciones, el cordobés potenció sus sentidos, blindó su valor, luchó contra los prejuicios, naturalizó la discapacidad, se formó como atleta de elite, llegó a la cima mundial del tenis adaptado y hasta asombró a Novak Djokovic durante una tarde en París.
"La mayoría de los tenistas sobre silla de ruedas no quieren ni compasión, ni privilegios. Disfrutan y quieren competir con todas las de la ley y que los traten igual que a cualquier otro tenista, que, en definitiva, es lo que son: tenistas [...] En cuanto a Gustavo, solamente me queda felicitarlo y animarlo para que siga con ese espíritu arrollador", así lo describió Rafael Nadal a un deportista que no deja de asombrar y de ofrecer enseñanzas.